Paciente con disfunción de ATM

Enrique Ahís

Me llamo Enrique Ahís.
El primer síntoma que noté con mi problema en la boca un fuerte dolor en la parte derecha de la mandíbula, al lado mismo del lóbulo de la oreja, que se hacía insoportable cuando tenía que masticar por cualquiera de los dos lados.
Al padecer dolores en otras partes de mi cuerpo debido a un proceso artrítico, pensé que era un síntoma más y estuve un periodo corto tomando medicación para el dolor, consiguiendo aliviarlo en parte, pero no remitió, volviendo de nuevo. Como ya no podía comer y dado que la parte afectada era la boca, decidí acudir a la clínica Plaza & Tena. Me llevé una gran sorpresa cuando el Dr. Javier Plaza me dijo que el problema era debido a una mala mordida (sobremordida), que los dientes de la parte superior se apoyaban incorrectamente sobre los de la parte inferior; es decir, una maloclusión dental (¡ y yo me enteraba 50 años después!).
Esta fue la causa de que se produjese dolor en la articulación témporomandibular. Comenzó pues el tratamiento: me hizo morder unos papeles de color azul y realizó un tallado selectivo de aquellos puntos que quedaron marcados para que las piezas dentales encajaran mejor. Me dijo que comiese del mismo lado que me dolía evitando el contrario, y a los pocos días empecé a notar una ligera mejoría en el dolor. Volví al cabo de unas semanas bastante mejorado y me realizó otro tallado selectivo para que la mordida encajara mejor, y después de esta segunda vez la mejoría fue sorprendente; salvo alguna molestia puntual, el dolor había remitido y podía empezar a comer cosas más sólidas (hubo un tiempo en que me dolía hasta comer lechuga).

La siguiente fase para conseguir una oclusión normal fue la propuesta por parte del Dr. Javier Plaza de llevar una aparato pequeñito parecido a un protector bucal, que se colocaba en los dientes inferiores anteriores para forzar a los dientes superiores a ocluir en él.

Al llevar este «aparatito» empecé a notar una mejoría total, el dolor y las molestias desaparecieron por completo. Además, me dijo que cuando me hizo las radiografías de la boca, también me detectó que uno de los problemas que tenía aparte de los ya mencionados era que tenía un exceso de hueso en la parte posterior del maxilar superior, que al chocar contra la mandíbula también provocaba dolor y que lo conveniente para una perfecta recuperación sería rebajarlo, para lo cual me hizo una intervención quirúrgica consistente en abrir la encía por la parte superior junto a los últimos molares y rebajar el hueso.
Esto se realizó en la clínica Plaza & Tena con anestesia local. Recuperado de la intervención (unos días), seguí llevando el aparato. He estado llevando este «aparatito» (de quitar y poner) 24 horas seguidas durante más de seis meses con revisiones periódicas para ver la evolución y tras la última revisión en febrero de 2015, me han dado el alta definitiva.
Puedo quitarme el aparato, llevarlo si tengo molestias (cosa que no ha vuelto a pasar). Yo desde esta última revisión no me lo he puesto para comprobar qué ocurría si no lo uso y el resultado es que llevo un par de semanas sin llevarlo con cero molestias y mi mordida ahora es perfecta.
MUCHÍSIMAS GRACIAS DR. JAVIER PLAZA, LE ESTARÉ SIEMPRE AGRADECIDO. Porque ya es duro vivir con dolor, pero si encima este dolor no te permite comer, ni te cuento… Saludos cordiales